sábado, 27 de marzo de 2010

El intercambio de Fran

Fran se encontraba muy nervioso, su mente no dejaba de pensar en lo que iba a acontecer el próximo fin de semana. No quería meter la pata como solía hacer y quería que todo saliera a la perfección. Acaba de salir de la oficina e iba conduciendo hacia casa, hoy le tocaba preparar la cena para Alicia que llegaría más tarde después de su sesión semanal de natación.

Había pensado cocinar algo ligero, estaba tan obsesionado con el encuentro del fin de semana que pensaba que en cinco días iba a poder quitarse la barriga que tenía. Fran no era gordo ni obeso, pero no tenía un cuerpo atlético ni cuidado deportivamente, así que las cervecitas se hacían notar en una barriga que, sin embargo, para Alicia era de lo más sexy. Estaba sacando los esparragos trigueros de la sarten cuando Alicia entró por la puerta. A Fran le encantaban los días en que ella llegaba de nadar, todavía con su pelo rubio mojado y la piel fresca, le encantaba agarrarla del culo y besarla fuertemente, imaginando como su joven pareja ponía cachondos a los asiduos nadadores. Alicia tenía un físico ejemplar, quizás lo más destacable eran su culo y sus piernas, un culo bien duro y unas piernas suaves y definidas. Era una mujer bajita, medía uno sesenta lo cual constrastaba con el más de metro setenta y cinco que medía Fran, pero nada más verlos uno sabía que a pesar de ello hacían buena pareja.

Sentados en la mesa Fran le preguntó a Alicia si tenía que depilarse para el encuentro del fin de semana. Fran era cuatro años mayor que su pareja que tenía ventiocho, pero a veces parecía mucho más joven que ella. Ella le respondió que no empezara a ponerse nervioso porque al final la iba a cagar, que sí, que se depilara como hacía siempre y que aunque fuera la primera vez que fueran a tener sexo con otra pareja no tenía que tener pudor puesto que con María y Pedro ya habían tenido sexo a través de la web cam y no era la primera vez que se iban a ver todos en pelotas, eso no quitaba que hasta la propia Alicia sintiera la emoción y el nerviosismo de la primera vez.

Por fin había llegado el viernes, Fran y Alicia se encontraban en algún lugar entre el viaje desde Valencia a Granada. El encuentro iba a desarrollarse en casa de María y Pedro en Granada, que vivían en el barrio árabe del Albaicín. En el trayecto Fran no paraba de pensar en todo lo que podía pasar, estaba deseando tener las tetas de María en su boca, María tenía unas tetas grandes, más grandes que las de Alicia y Fran se volvía loco por tenerlas ante sí de verdad y no a través de una web cam. Pero no sólo esto, se encendía cuando pensaba en ver a otra pareja follar delante suya, pero lo que más deseaba era algo que no sabía si iba a ocurrir, y era ver a Alicia con otra mujer.

Alicia era una mujer moderna, abierta sexualmente y no tenía ningún tipo de límites, pero no le gustaban las mujeres, ella se volvía loca delante de una buena polla, no obstante todo podía ocurrir, pero Fran sabía que era su primer intercambio y que todo no podía cumplirsele en el primer fin de semana.

María y Pedro los estaban esperando en una tapería, un pequeño y mágico lugar de Granada. Les habían dado las indicaciones de dónde dejar el coche y cómo llegar hasta el bar que quedaba cercano a la casa de estos. María y Pedro era un matrimonio liberal que rondaba los 45 años pero muy bien cuidados físicamente. María estaba un poco entradita en carnes y como bien se había fijado Fran poseía unos pechos grandes y redondos que volvían loco a cualquiera, pero además su redondo culo y largas piernas no dejaban nada que desear, su cabello castaño hacía juego con sus ojos marrones color miel y su bella sonrisa encandilaba a más de uno. Pedro era moreno con el pelo corto, era alto y atlético, muy bien cuidado, llevaba un bigote a lo Freddy Mercury pero si algo había que destacar de Pedro era su miembro. Tenía un pene de unos veinte centímetros, pero lo más importante, era de un grosor considerable. Una buena tranca, vamos.

Finalmente Fran y Alicia dieron con el lugar, todos se habían vestido adecuadamente para la ocasión, el verano en Granada es muy caluroso, pero por las noches se alivia y éstas son frescas y apacibles. Alicia llevaba un vestido verde con volantes y un tacón de altura media, Fran iba en jeans y camisa. En seguida vieron a María y Pedro, estaban en la terraza esperándolos. Cuando llegaron se saludaron, Pedro miró a Alicia y caballerosamente le ofreció una silla para sentarse, ésta se ruborizó un poco, Pedro era todo un seductor, su mirada penetró en Alicia y sintió un escalofrío en todo el cuerpo, Pedro iba vestido completamente de blanco, con un atuendo veraniego de pantalón y camisa holgados, a Alicia le encantó su perfume y se sintió esclava de aquella dominante y seductora mirada. Sin darse cuenta, sus braguitas habían empezado a humedecerse.

Fran estaba en la gloria, un poco nervioso por la emoción, pero delante de su rostro se econtraban las tetas que más deseaba en el mundo, aquellas grandes y redondas mamas se figuraban en la camiseta de tirantes de Maria, la peculiaridad de María era su belleza, no poseía un cuerpo perfecto, pero era terriblemente bella, engalardonaba su belleza con una falda larga hasta los pies.

Tomaron unas copas de vino y charlaron un rato. Pedro no permitió que sus invitados pagaran y los llevaron a casa, fueron paseando por el hermoso Albaicín hasta que por fin dieron con la morada del placer, entraron y María y Pedro habían preparado una sala con colchones, puffs, cojines, etc., en la que se podía estar cómodos y bregar de lo lindo. Se acomodaron y Pedro sirvió un poco de vino. María tomó la iniciativa:

 Yo tengo ganas de comerme una polla, y la de mi marido la tengo muy vista, jajaja...

Todos rieron a carcajadas y nuestro amigo Fran se sentía el hombre más afortunado del mundo, aquella diosa se acercaba pícaramente hacia él, Fran estaba paralizado, no sabía que hacer, así que se quitó toda la ropa pensando que sería lo más adecuado. María le dijo entre sonrisas complices que no corriera tanto y todos volvieron a reir a caracajdas por lo cómico de la situación, todos vestidos y Fran desnudo como vino al mundo y con su pene erecto pidiendo guerra. María sabía que Fran estaba encantado de ese momento y quería hacerle disfrutar, no quería ir deprisa y que aquel conjunto de nervios y emociones estallara antes de tiempo. Empezó a soplar lentamente su cuello, dándole ligeros y pequeños y suaves besos. Fran se tumbó boca arriba extasiado y se dejó hacer. Fran sólo le pidió una cosa -María, por favor, pon tus tetas en mi cara-, esta sonrió al ver como sus atributos excitaban a su joven amante y cumplió sus deseos.

La otra pareja continuaba conversando, Pedro tenía tomada la mano de Alicia y la acariciaba suavemente mientras su mirada traspasaba a Alicia. Ésta se sentía borracha de pasión, tenía ante sí a un encantador de serpientes y ella era la encantada. Pedro estaba sentado en unos cojines, tomó a Alicia y la sentó encima suya, le subió un poco el vestido para poder establecer la postura y la besó profundamente, Alicia cerró los ojos y besó fuertemente a aquél poderoso hombre, lo abrazó y empezó a desnudarlo, le quitó la camisa y empezó a besar su fornido pecho. Ella era una mujer pequeña de estatura y se sentía plena ante aquel hombre fuerte y grande. Pedro la tenía agarrada por el culo y de un movimiento la puso boca arriba en los cojines, le subió el vestido hasta la cintura, le sacó un delicado tanga negro y la tierna y hermosa vulva de Alicia se abrió a los placeres orales de su amante.

De modo que allí se encontraban los anfitriones de la fiesta felando a sus invitados en aquél oasis del amor, estaban dandoles el mejor recibimiento, y como los buenos anfitriones, cuanto más disfruta el invitado, más disfruta el anfitrión . Después del sexo todos quedaron dormidos desnudos, entre los cojines, colchones y puffs de aquella habitación placentera.

A la mañana siguiente Fran despertó y se encontró solo en la habitación, pensó que sería muy tarde y que todos estarían desayunando. Salió hacia la cocina pero antes de entrar vio que Pedro estaba follándose a su mujer, y por los jadeos de Alicia daba la sensación de que era una muy buena follada, se quedó allí mirando sin hacer ruido, su polla había empezado a hincharse. Pedro había agarrado a Alicia del culo y la tenía con su espalda apoyada contra la pared y metía y sacaba su gruesa polla con movimientos lentos y bruscos. Alicia lo abrazaba por el cuello y con los ojos cerrados y una expresión de gozo en su rostro, gemía ante cada embestida de su amante.

Fran empezó a tocarse, no quería perderse ni un detalle, en ese momento Pedro puso a Alicia a cuatro patas, Fran pensó que en seguida cambiarían de postura otra vez, porque a Alicia no le gusta mucho, pero Pedro mientras introducía su polla en la vagina, con su mano derecha acariciaba el clítoris de Alicia, ésta empezó a gemir cada vez más fuerte y Fran se excitó tremendamente, nunca pensó que en esa postura podía tocar el botoncito de su mujer. Alicia estaba ardiendo y su rostro colorado, el culmen había llegado, el lígero mareo, el ligero vaivén, y las fuertes sacudidas de placer recorrieron su cuerpo, necesitaba gritar, expulsar la furia de su cuerpo. Fran se excitó tanto que se corrió allí mismo ante los gritos de placer del orgasmo de su mujer, producido por otro hombre.

Tras unos segundos de refortalecimiento, Alicia con una sonrisa complice y complaciente miró a Pedro y le dijo -ponte cómodo porque me voy a comer ese rabo que tienes entre las piernas-. Pedro se recostó sobre uno de los sofás de la cocina, abrió sus piernas y la pequeña Alicia se acercó. Empezó a acariciar su miembro, observándolo. En sus pequeñas manos aún parecía más grande, le volvió a regalar otra sonrisa y empezó a recorrer con su lengua desde los huevos hasta la punta del glande, abrió su boca y se metió toda aquella polla en sus fauces, salivó en cantidad abundante y empezó a mamar.

A Fran se le salía los ojos de las órbitas, acababa de correrse y su polla ya estaba dando visos de alzarse a la batalla, dónde estaría María, quería entrar en la cocina y participar, pero no quería interrumpir aquella escena. Fran estaba muy cachondo observando aquello cuando recordó sus deseos más internos, ver a Alicia con otra mujer, pero ahora su fantasía había cambiado a verla con María, había corporeizado a la otra mujer y se volvía loco pensando en que podía verlas follando juntas.

Fran estaba observando cuando vio que Pedro interrumpió la felación de Alicia y le dijo algo al oido, vio que Alicia le sonrió e introdujo pícaramente un dedo en su boca, lo mojó bien y empezó a acariciar e introducir un dedo en el ano de Pedro, mientras seguía succionando la inhiesta verga de Pedro. Éste echó su cabeza hacia atrás, agarró fuerte con sus manos el sofá y empezó a respirar rápidamente, se venía el estallido. Fran estaba completamente sorprendido y excitado, nunca había practicado aquello con su Mujer y ésta además parecía una experta como si lo hiciera todos los días. En la cocina Pedro daba señales de que su corrida era inminente, Alicia incrementó un poco su velocidad y Pedró inundó de placer la boca de Alicia que sorbió todos los fluidos de Pedro acariciándolo suavemente. Alicia dio un salto y dijo, -¡es hora de desayunar!, jeje, el sexo da hambre.-

Fran fue al baño a darse una ducha antes de entrar en la cocina a desayunar, cuando entró al baño, se topó con María que salía de la ducha, se disculpó Fran pero no hizo amago de marcharse y dijo que venía a darse una ducha. Empezó a adular lo hermosa que era. María sonrió y dejó caer al suelo su albornoz, -¿te gusto?, le preguntó. Su polla había vuelto a la completa verticalidad, se desnudó y se acercó a María. Empezó a olerla, recién salida de la ducha, era una sirena de aromas frescos, se detuvo en sus pechos que tanto admiraba, recorrió con su lengua sus pezones y la introdujo de nuevo en la ducha, abrió el agua y palpó cada rincón cada recoveco del cuerpo de María. Por fin, se detuvo ante su bella flor, la observó, depilada, cuidada, fresca. Empezó a mordisquear y lamer los alrededores, el interior de sus muslos y poco a poco se fue acercando al sexo de María. Empezó a lamer su clítoris, María se dio cuenta que se lo estaban haciendo muy bien. María se encontraba de pie con una pierna levantada mientras le caía el agua sobre su rostro y cuerpo y mientras, arrodillado Fran le comía el coño intensamente.

Fran notó que los fluidos de María eran cada vez más notables, miró a su alrededor y agarrró un bote de algún tipo de champú o crema que tenía forma fálica y empezó a introducirsela a María. Empezó a jugar con aquel consolador improvisado mientras daba lengüetazos al clítoris de María. Aquella alzó los brazos hacia arriba y se agarró de donde pudo para recibir el orgasmo. Cuando Fran notó la corrida de María se detuvo y se levantó lentamente acariciando el cuerpo de su amante. Se fundió en un abrazo con ella, la agarró de la cintura y la apretó el culo, asiendola hacia sí. Los dos se sonrieron debajo del agua, empezaron a besarse y María empezó a tocar la polla de Fran, estaba durísima, le encantaba ver como Fran se ponía a cien con ella, aún cuando su esposa era más joven que ella. Le gustaba ver a Fran perdido por sus tetas. Lo que no sabía María era que el deseo de Fran era verla junto a su mujer, algo que ella haría placenteramente, y más si era por excitar a aquel chico que no paraba de adularla con sus gestos y su mirada.

- ¿Cómo quieres follarme?, le preguntó María a Fran mientras tocaba sus huevos. Fran le dio la vuelta y María le ofreció su culo apoyando las manos contra la pared. Fran agarró su verga y la insertó en el coño de María, Fran estaba cachondo, se estaba follando a otra mujer en la ducha, mientras otro hombre se follaba a su mujer en la cocina, pensarlo lo ponía cachondo y se lo transmitía a María con sus sacudidas. Después de las embestidas, mientras cogía el culo de María con sus manos e introducía y sacaba su polla en María, le dijo a esta, -María me gustaría correrme en tus tetas-. Ésta le complació, al fin y al cabo estaba en la ducha y se iba a poder lavar en seguida, pero ella lo hubiera hecho igual en otro sitio por el mozo que la estaba follando. Cuando se venía la explosión de Fran, María se puso de rodillas y empezó a chupar su polla, -rápido-, le dijo Fran. María empezó a chupar fuerte y rápidamente, notó que Fran se corría, agarró la dura polla con su mano y la masturbó rápidamente en dirección a sus tetas, Fran explotó en aquellos grandes pechos de María y ambos, sonrientes por el placer recibido se ducharon el uno al otro, enjabonándose y tocándose... Entre risas salieron de la ducha y fueron a desayunar.

Después del desayuno fueron a recorrer la ciudad, María y Pedro mostraron los encantos y la magia de la ciudad andaluza. Comieron y bebieron en las taperías, recorrieron el Albaicín y los jardines de la Alhambra... Venían paseando por el paseo de los tristes, a las orillas del río, estaban un poco cansados y decidieron ir a dormir una siesta para retomar fuerzas para la cena y la noche, que prometía movidita. De modo que una vez en casa de nuestros anfitriones cada oveja se fue con su pareja a una habitación a descansar un rato.

Después de una hora y media durmiendo, Fran y Alicia se despertaron, se miraron complicemente y empezaron a contarse con todo lujo de detalles como les había ido follando con la otra pareja. Fran había tenido la suerte de ver un poco del encuentro de Alicia con Pedro, pero ella no sabía que había ocurrido en la ducha y quería escuchar todos los detalles. Mientras Fran le contaba, María se subió encima de él y se clavó la polla de un movimiento, sin duda se había puesto cachonda con la historia de la ducha. Fran la cogía del culo y Alicia se movía lentamente, mientras Fran le contaba como se había follado a Maria.

Más tarde todos se acicalaron para la noche, iban a cenar en casa y recogieron comida japonesa de un restaurante cercano. Cenaron placenteramente y tomaron vino blanco en abundancia. Al acabar la cena las mujeres iban un poco borrachas y bromeaban y reían entre sí, se piropeaban y hacían chistes sobre las caras que ponían mientras hacían una mamada. Alicia le estaba diciendo a María -que bien te queda el colgante- que llegaba casi hasta sus pechos cuando Fran empezó a pensar que esta podía ser su oportunidad. Se acomodaron en los sofás para la sobremesa y Pedro propuso que cada uno dijera un deseo sobre alguna práctica sexual para aquella noche. Las chicas rieron a carcajadas por el efecto de la bebida y le dijeron que ya que lo había propuesto él, que empezara él. Pedro respondió afirmativamente y propuso que le encantaría dar por el culo a Alicia, pues le volvía loco su pequeño y prieto culo.

Fran pensaba que esta era su oportunidad y no debía cagarla, su deseo era que las dos mujeres se enrrollaran ente ellas. En esos momentos, Alicia se levantó y dijo que iba a decir su deseo más secreto de lo que quería para aquella noche y que le ponía muy cachonda.

 ¿Estáis preparados?

Todos asintieron interrogantes a la espera de los deseos ocultos de Alicia, había generado grandes expectativas y ninguno pensaba por donde podía salir. Así que mientras todos estaban esperando dijo que lo que la ponía tremendamente cachonda era ver cómo se enrrollaban dos hombres. Volvió al sofá con María y empezaron a reírse a carcajadas. María se unió a la petición de Alicia y dijo que lo querían ver ya.

Pedro dijo que no tenía ningún tipo de prejuicios en el sexo y que si aquello ponía cachondas a aquellas dos hermosas mujeres que por él encantado. Fran no daba crédito a sus oidos, era él quien quería ver a su mujer con otra, nunca había imaginado nada parecido. Por un momento su cerebro empezó a funcionar cada vez más rápido. La imagen de la polla de Pedro se le vino a la cabeza. Todo hombre ha pensado alguna vez en cómo sería comerse una polla e incluso cómo sería comerse su propia polla, pero aquello le había sobrevenido repentinamente. Por un momento su cerebro lo imaginó comiéndose la enorme polla de Pedro, y entre deseos reprimidos de introducirse aquella polla en la boca y sensación de nauseas dejó espacio para recordar que le tocaba decir su deseo. Respiró profundamente y soltó que él deseaba ver a aquellas dos mujeres follándose entre ellas. Todos rieron de nuevo y Alicia dijo que si quería verla con María tenía que comerle la polla a Pedro, miró a María y se volvieron a sonreir.

Fran se sirvió otra copa de vino, se sentía excitado, no sabía muy bien que iba a pasar pero le ponía cachondo los pensamientos ocultos de su mujer. De repente Pedro se levantó, sacó su polla delante de todos y dijo que tenía ganas de que se la comieran, que quién quería. Ambas mujeres gritaron al unísono que Fran.

Alicia iba borracha pero controlaba la situación, estaba super cachonda y no sabía si su marido iba a darle aquel placer, deseaba profundamente observar a dos hombres teniendo sexo juntos, y sobre todo si uno de ellos era su marido. En esos momentos, Fran tomó de un trago su copa de vino y se lanzó, pensó que por qué iba a reprimir sus deseos, el sexo debe ser placer y nadie debe decirnos con quién se puede y con quién no se puede follar, y aquello le estaba poniendo cachondo y si a su mujer le ponía cachonda como no lo iba a hacer. Al fin y al cabo, él quería lo mismo que ella, no había diferencia, y además seguro que si accedía iba a ver a aquellas dos mujeres follando juntas.

Pedro se había vuelto a sentar en el sofá con su polla sin empalmar. Fran dijo que bueno, que tendría que comerse aquella polla, que para ser la primera iba a ser una buena polla, y todos rieron a carcajadas. Alicia se sintió plena en ese momento, observando cómo su marido abandonaba todos los prejuicios sexuales de la sociedad y la hacía feliz. Fran se acercó entre tímido y lanzado hacia el rabo de su compañero, se arrodillo y observó el pene, lo cogió con la mano y empezó a masturbarlo suavemente. Aquel miembro empezó a crecer y de un movimiento Fran se lo metió en la boca, cerró los ojos y empezó a degustar placeres que nunca había imaginado, el olor y el sabor de un pene, le era familiar pero desde cerca se podía saborear mejor, succionaba lentamente, era su primera vez y no quería lastimar a Pedro, el pene de éste ya estaba en su máximo esplendor. Fran hizo una pausa miró a las chicas y pasó su lengua por toda la verga de Pedro, se la metió en la boca y siguió mamando lentamente.

En esos momentos, María se percató que Alicia se estaba tocando el coño deleitándose con el espectáculo. Se acercó a Alicia, se arrodilló ante ella le sacó las braguitas, le subió el vestido y empezó a comerle el coño. Alicia estaba extasiada, abrió sus piernas todo lo que pudo y encendió un cigarrillo para disfrutar de aquel espectáculo, viendo cómo su marido le comía la polla a Pedro mientras Alicia se comía su coño. Se sentía la reina de la fiesta de aquel oasis de placer.

Alicia apuró su cigarrillo y tomó un poco de vino para refrescarse y se acercó a su marido:

 ¿Te ayudo cariño?, le dijo pícaramente, - me parece que esa polla es mucho para ti solo- y todos sonrieron.

La lengua de Alicia recorrió la polla de Pedro y la lengua de su marido al mismo tiempo. María se acercó y empezó a lamer el culo y el coño de Alicia que estaba a cuatro patas trabajándose la polla de Pedro. En esos momentos Fran se percató de aquella escena y dejó sola a Alicia con aquella verga, pues ella sabía defenderse sola. Contempló como Alicia urgaba en el culo de su mujer, aquello lo llenó de placer, su polla estaba más hinchada que nunca ante tanta excitación, se acercó por detrás de María y la penetró fuertemente, empezó a cabalgarla con todas sus fuerzas, ésta empezó a gemir fuertemente y todos se exccitaron aún más. Pronto llegó el orgasmo de Fran que no podía aguantar más, se corrió dentro de María y se sentó a descansar en un sofá.

Ahora Alicia se había convertido en el juguete de los anfitriones. La pusieron a cuatro patas, María le abría el culo y daba lametones en su ano. Empezó a tocar con sus dedos el prieto agujerito de Alicia, mientras chupaba la polla de su marido, manteniéndola excitada para lo que venía a continuación. María introdujo un dedo en el culo de Alicia y lo lubricaba con su saliva. Pronto aquel orificio estaba más que preparado para recibir el rabo de Pedro. Fran estaba exhausto, acababa de experimentar sensaciones nunca vividas, acababa de correrse y estaba viendo a su mujer follada por otra pareja, más de lo que podía haber deseado antes de que empezara el fin de semana.

Alicia se encontraba muy excitada, estaba deseando que Pedro la ensartara con su polla, su culo estaba palpitando, María se lo había trabajado muy bien, llegó el momento y Pedro introdujo la cabeza de su pene en su ano, Alicia suspiró, sabía que aquello iba a ser placentero, Pedro hizo varios movimientos hasta que su polla entraba y salía del apretado ano de Alicia, ésta empezó a gritar ante las embestidas de su amante, chillaba ante aquella gran polla en su culo, lo cual excitaba a todos los presentes en demasía. Se la veía gozando mientras era cabalgada. María empezó a tocar como pudo el clítoris de Alicia, lo cual la hizo gritar más. Pronto llegó a un extasis espectacular mientras Pedro trabajó su culo. Cayó rendida en el sofá, aún sentía palpitar su culo aunque ya no tuviera aquella polla dentro.

María le ofreció su culo a su marido, ya que éste todavía no había llegado al orgasmo y vació su semen en el culo de su mujer. Pronto, todos estaban follando entre todos, y la noche pasó rápidamente.

Fran y Alicia se habían sorprendido de hasta donde habían llegado para disfrutar del sexo ante la que no podía ser otra que la mejor pareja anfitriona para liberar los deseos de sus invitados. Después de toda un noche de sexo y ante tanta excitación por las nuevas avenidas recorridas, el domingo lo pasaron completamente durmiendo. Antes de coger rumbo a casa, nuestra pareja se despidió de María y Pedro con algo más de buen sexo y cogieron rumbo a su ciudad. Valencia estaba igual que cuando la dejaron, pero algo en ellos había cambiado que la veían aún más brillante y luminosa.
sexygadita

No hay comentarios:

Publicar un comentario